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POST-TREMOLINA

24-09-2006 PARTE I

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Príncipe 2. 16:00
Rosita. (Rosita, la cantante callejera). Ernst Lubitsch. 1923. EE.UU.

No abundan este año en el blog las reseñas mundanas. Las comilonas pantagruélicas del 2005 han sido sustituidas por sandwiches de jamon y queso para poder invertir más dinero en entradas y aún no se ha celebrado la “ tradicional comida anual del Zinemaldia” (gente, hay que ir pensando un restaurante para el sábado) y eso se nota en el blog. Por sueste Juan Luis Etexeberria nos lo cuenta, casi, todo en sus crónicas de sociedad de los especiales del Diario Vasco.
También se ha saltado el cronista un par de eventos de este fin de semana tan donostiarra; el debut del dúo Ohio en Drum y el concierto del grupo de Sheffield The Carol Anne Show Band, que en su myspace citaban a Can entre sus favoritos.
Tampoco he hablado de las “anchoas a la jardinera” de ayer en compañía de la Moonpalace Crew y de Dani, el único acreditado este año de la alegre pandilla. Y tampoco hablaré de las brochetas de gambas de hoy en compañía de J.L. ni del divertido vacile, o quizás no lo era, de la simpática camarera de la 31 de Agosto, ni que viendo Rosita estaba buena parte del Cineclub Cinema Paradiso. Ya ven, este año la vida mundana del Zinemaldia está de un soso...

¿Y la peli? Pues ya ven...¡Lubitsch se va a hacer las américas!. A petición de Mary Pickford, el director alemán fue requerido para currar en Hollywood. El resultado fue una película que como dicen en el programa de mano “gustó a todo el mundo...menos a Mary Pickford, que la consideraba su peor película”.

[A Lubitsch] sólo le interesan las puertas. Lo dijo...Mary Pickford

Según parece la Pickford flipaba con las películas históricas de Lubitsch (Ana Bolena, La mujer del faraón, madame Dubarry...películas que no voy a poder ver durante los 6 días que aún me quedan de festival) y quiso que él hiciera algo así para ella y qué quieren que les diga. Para mi gusto la peli funciona. Tiene ritmo y unos decorados suntuosos. Además por esos diez últimos minutos con un Rey de España totalmente desconcertado por el giro que han dado los acontecimientos ya justifican el visionado de la cinta.

Durante su rodaje Lubitsch barajó el volverse a Alemania ya que no se sentía con capacidad para hacerse entender en inglés. Gracias a Dios Rosita fue un éxito de critica y público y no pudo rechazar el suntuoso contrato que le ofreció la Warner:
Sus condiciones de contrato con los hermanos Jack y Sam [Warner] eran realmente de excepción, porque a un sueldo apreciable (60.000 dólares) y a una participación en los beneficios, unía unas garantías de no interferencia que le permitían disponer de un equipo permanente de colaboradores, escoger sus propios argumentos para el cine y no sufrir controles durante los procesos de rodaje y de montaje "Ernst Lubitsch". Carlos Gª Brusco. Ediciones JC (1988).

A ese contrato le debemos pues todas las gloriosas películas que vendrían en los años 30 y 40.


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