Tierna primavera de gambas y azoteas
¿Qué fuerzas misteriosas impulsan el universo?. Uno se levanta tempranito, se larga al palacio de Conde-Duque a visitar la exposición Picasso y los libros, ve una gamba dibujada por el malageño y no se puede resistir a fotografiarla con su cutre-movil. Una hora después me encuentro trasegando cañas y gambas en La Mina durante dos, tres horas. La gamba de tinta y papel se convierte en decenas, en cientos de gambitas a la plancha que se comen solas. Y un ratito más tarde, milagros que solo ocurren en Madrid, me veo asomado a una azotea de Chamberí contemplando, como si de una ilusión optica, se tratara un campo de golf que el sentido común dicta que no debería estar allí.
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enrique -