La intro del post anterior
Decir casa al cuchitril de Tomenos era algo exagerado. Vivía en un bajo, pero no solo en el sentido nominal, el piso era tan bajo que sólo podía vivir él, pues los techos no medían más de metro y medio. Un arrendatario sin excrúpulos le había alquilado un trastero a precio de apartamento y allí vivía Tomenos. Tenía que agachar la cabeza para entrar, parecía la choza de los siete enanitos. "Ya sé que es pequena-decía Tomenos-, pero me sale barata y, además se adapta a mi personalidad.". "¡Barata cuatrocientos veinte euros!-le decía yo-, un trastero que no vale ni diez!".
"¡Busca algo más barato!", me decía él, y no le faltaba razón; el mercado inmobiliario se había convertido en un nido de vívoras que explotaba las necesidades de la gente a precios de usura.
Braile para sordos. Jose Mª Mijangos.
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tremolo -
GRITOS EN EL CINE MUDO -