Robots y cintas de video
¡Qué alegría, qué algarabía!. Como complemento a la aún no visitada muestra del Reina Sofía sobre la primera generación de videoartistas españoles , en la Fundación Telefónica se expone una retrospectiva del coreano Nam June Paik, padre del videoarte según el folletito que me han dado con la entrada. Bajo el eslogan de Nam June Park y Corea: de lo fantástico a lo hiperreal se agrupa una serie de obras que me han resultado fascinantes y divertidas a partes iguales.
La zona de los robots-televisores sirve de entremés al recorrido. Unas esculturas descacharrantes que no dudaría en poner en cualquier rincón de mi casa en las que el Paik representa motivos culturales de su país de una manera retrofuturista y encantadora. A medio camino entre el robot de Planeta Prohibido y los Zilones de Galáctica esta serie de esculturas que van del tamaña lamparita de mesilla de dormitorio a verdaderos Centinelas caza mutantes, los amasijos de hierros, tocadiscos, radios y monitores que los componen son una más que ideal manera de hacer entrar en el proceloso mundo del arte a más de un niño, como acertadamente han intuido algunas familias exentas de la pedanteria de modernos emperillados que rascándose la barbilla se veían sumidos en procelosas reflexiones ante lo que a la mirada, mucho más acertada, de los niños allí presentes, eran increibles jugetes prometedores de una diversión infinita si se hubieran podido agarrar, subir, montar jugar con ellos.
La sala que mostraba los denominados "Trabajos Zen" también tenia algo de juego y algo de broma. La broma, o quizás no tanto, es una película en 16mm hecha de colas blancas sobre una pared blanca incita a la reflexión en contraposición a aquel film de Debord en el que largos momentos de proyeccion en negro se alternaban con otros en blanco y que llamaban a la rebelión. El juego una estatua de buda cuya cara puede ser, gracias al video, la de aquel que contempla el monitor.
Presidiendo la sala principal su obra magna; una inabarcable mole de monitores llamada "Los Ciento y Ocho Tormentos de la Humanidad" en la que el coreano, se hace un remix de su propia obra. Pibotando en gran medida sobre la actuación de una "All Boys Band" coreana, crute imitación de un NKOTB o los Take That o sobre un bizarrísimo duo chico-chica coreano lasimágenes que se van sucediendo en los, lógicamente, 108 monitores, resultan embriagadoras. Una borrachera de imágenes descontextualizadas totalmente inabarcable en una sola sesión.
A su lado, la videoinstalación "Dolmen" adolecía de fuerza, aunque supongo que alguien debe decirle a Julian Cope que, por lo expuesto en sus imágenes y confirmado en el panel explicativo correspondiente, Corea está lleno de Dólmenes de la edad del bronce...¡a ver si se curra una guía!.
Diversión en estado puro era lo ofrecido en las salas de audiovisuales donde se proyectaban las 3 obras que concibió entre 1984 y primeros noventa para ser emitidas vía satélite. Solo pude ver un fragmento de una de ellas y que mereció el jolgorio, regocijo y aplausos de un grupo de franceses allí presentes. El gag, no se puede describir de otro modo, mostraba a un jesucrito dubitativo ante un lago. Tras unos cuantos falsos intentos, jesuctisto camina sobre la aguas y como si de un arcade 2-D se tratara se dedica a dar saltítos ridículos para esquivar barquitos de vela que se lanzan a sus piernas con malévolas intenciones.
Pero la, creo que era la segunda proyección via satélite era una delirio ya de una comicidad fuera de toda duda; los fastos de la boda entre La Estatua de la Libertad y la de Colón, una vídeo-danza de David Bowie, Sakamoto en Japón tocandose unos temitas tradicionales del país del sol naciente mientras se sobreexponía un baile realizado en el otro extremo del globo, Delirantes actuaciones musicales, bailes y perfomances dotadas de un ritmo endiablado que ya lo quisieran para sí cualquier gala de nuestras televisiones. Y todo ello comentado por una pareja cómica subida en un platillo volante. Las risas de los vídeo espectadores eran más que justificadas, además de buscadas por el propio Paik. En el tintero se quedan los videos con el Cage, los Fluxus o Charlotte Norman.
Supongo que se podrán sacar miles de análisis sobre este hombre, su obra y la relación de esta con la historia de la segunda mitad del siglo veinte. Yo gracias a Diós, he logrado sacar un par de horas de grata diversión y las ganas de volver en breve a disfrutar de la mejor exposición que he visto en mi vida que, todo hay que decirlo, no han sido muchas, pero en general sí muy chungas.
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Meriette -