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POST-TREMOLINA

Home Burger

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Hace ya unos cuantos años en el periódico La Vanguardia sugió un debate vía cartas al director sobre los Dry Martinis a raiz de un artículo de Quim Monzó. ¿Donde se servía el mejor?, ¿cual era la fórmula más ortodóxa y cuál su desviación más acertada?. Una polémica bizantina a la par que divertida y que uno seguía con interés en la biblioteca municipal de Irún mientras consultaba lejanas ofertas de trabajo en los Paises Catalanes. Ahora mismo surge en Madrid otra pregunta, quizás menos pública y más a la hora de tomar cañas. ¿Dónde comer la mejor hamburgesa de la capital?.
Al ya clásico Alfredo’s Barbacoa y al Fast Good de Adriá le ha surgido un serio competidor en la malasañera calle del Espíritu Santo. Ha costado conseguir sitio para poder comer allí, pero el sábado se pudo completar la misión. 24 euros por jalar en una hamburgesería puede parecer un disparate, pero en Home Burger los pagé a gusto.
De primera una ensalada de mozzarella y tomate seco que estaba francamente suculenta, con el verde justo y el aliño adecuado. Hamburgesas había para dar y tomar y al final me decidí por una que incluía confitura de cebolla. Lo más sorprendente no es en sí la carne (abundante, jugosa, al punto), sino el pan. Un pan blando a la par que consistente y que aguanta entre las dos manos sin deshacerse durante lo que dura la ingesta de la hamburgesa. Y otro tanto para las patatas fritas; solo decir que son caseras de verdad, que no hay en ellas ni rastro de cngelación ni de aceite recalentado. De postre una tarta de queso de esas que dejas el plato inmaculado. Los 24 euros incluian un café y una caña.
Tercera posición en el podio, pero haciendole sombra al Fast Good, en mi más modesta opinión.
Se recomienda reservar antes de ir porque el sitio es muy pequeño y siempre parece estar lleno. También hay la posibilidad de hacerte un take away

3 comentarios

luis -

Qué va, aun así siguen sabiendo bien tristes.

probertoj -

El Alfredo´s es la hostia, claro. De ponerte a comer y no parar hasta reventar.

Las patatas congeladas sólo valen para las ferias de los pueblos, que a última hora de la noche y con unos cuantos cubatas encima saben de lujo.

luis -

Lo de las patatas congeladas da mucho asco y mucha tristeza, es verdad.